EL METODO PRUEBA Y ERROR

La puesta en marcha el Plan de reordenamiento del tránsito por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ha mostrado una marcada ineficiencia que se revela en la implementación de medidas erráticas basadas en el método prueba-error.


Elías James Corey ganó en 1990 el Premio Nobel en química por el desarrollo de la teoría y metodología de la síntesis orgánica conocida con el nombre de ¨método retrosintético¨, que consiste en someter a la molécula orgánica final que se quiere sintetizar a una serie de disecciones por etapas, de acuerdo con un conjunto de reglas simples, teniendo en cuenta el carácter y el contexto estructural de los enlaces que se rompen. El análisis genera, de este modo, un árbol de posibles rutas de síntesis. Corey también fue capaz de comprender el poder potencial de los ordenadores como ayuda en el análisis de los cientos de productos intermedios que pueden resultar de una retrosíntesis. Con el método se puede estimar la ruta más simple hacia una nueva molécula. Con anterioridad a los trabajos de Corey, la síntesis orgánica de compuestos se basaba principalmente en pruebas y errores.

Cuando un periodista de una prestigiosa revista dedicada a la ciencia, le preguntó cómo llegó a obtener el resultado de su trabajo sin recurrir al clásico recurso que utilizaron sus colegas de prueba-error, Corey respondió : ¨ Simplemente rodeándome de un equipo técnico-científico capaz, que estudie el comportamiento de todos los actores involucrados, utilizando un razonamiento lógico…¨

Que lejos estamos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires de escuchar de parte de de los responsables del gobierno porteño, palabras como las de Corey. Para el Jefe de Gobierno y sus funcionarios no hay otra posibilidad de ordenar el tránsito de la Ciudad, que seguir aplicando métodos experimentales basados en la prueba-error.

Lo más grave es que estos experimentos se realizan poniendo en riesgo la vida de las personas y están a cargo de funcionarios con escasa idoneidad , técnicamente limitados y sin reconocimiento en la materia, exhibiendo además, un inadmisible grado de intolerancia, soberbia y arbitrariedad y un marcado desprecio por la eficiencia y la eficacia en la administración del dinero público.

Prueba de ello es el trazado, puesta en marcha y posterior levantamiento de carriles de uso exclusivo para el transporte público en la avenida Callao entre Santa fe y Libertador y la implementación de un contracarril para colectivos en la avenida Rivadavia, entre Jean Jaures y Ecuador, que duró apenas una horas porque no tuvieron en cuenta el radio de giro en la esquina de Jean Jaures y los colectivos no podían doblar. El parquimetrado en varios barrios de la ciudad, fue otra medida ejecutada y al poco tiempo levantada porque no arrojó los resultados previstos por las autoridades de aplicación, que nuevamente destinaron fondos públicos para la ejecución de una medida inviable.
La implementación de la doble mano en la avenida Pueyrredón es otra medida que demuestra improvisación y políticas erróneas en materia de ordenamiento del tránsito. El aumento de la polución ambiental y sonora, los nuevos congestionamientos de tránsito en calles en donde antes no ocurrían, el aumento en los tiempos de viaje, la obstaculización al ingreso simple y directo a renombrados y concurridos centros de salud y colegios, el cambio en la fisonomía e idiosincrasia del barrio y los innumerables accidentes de tránsito ocurridos con la doble mano en la avenida, que han arrojado el saldo de una persona muerta, más de una decena de heridos entre ellos varios menores, es el resultado de la aplicación de una medida que contiene riesgos no medidos y carece de sustento técnico serio, de carácter experimental y temporal basada en la prueba y el error.

El ensayo de la prueba-error es un método NO óptimo ya que trata de encontrar sólo una solución, no todas las soluciones, ni tampoco la mejor solución. Es un recurso muy apropiado para ejercitar el aprendizaje y la creatividad, pero no para la ejecución de políticas públicas que afectan a miles de personas.

La gestión del Jefe de Gobierno de la Ciudad no sólo debe estar orientada al bien común, sino también a respetar el espíritu y la letra de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que promueve, alienta y contempla la participación de los vecinos en la aplicación de políticas que den solución a sus problemas y además de tener muy en cuenta la respuesta de Corey.. Simplemente rodeándome de un equipo técnico-científico capaz, que estudie el comportamiento de todos los actores involucrados, utilizando un razonamiento lógico…¨

Cuando se propicia la participación, se logra el mejor resultado, en el link recomendado está la prueba http://www.youtube.com/watch?v=oMkCyc_uQQM